Millones de personas comienzan el día con una taza de café. Sea por su sabor, por su aroma o por la energía que parece dar, lo cierto es que es una de las bebidas más consumidas en el mundo. Pero ¿es real su poder activador o sólo un mito? Y más importante aún ¿tiene efectos negativos sobre nuestro cerebro?
Elimina la sensación de sueño
Tomarnos un café por la mañana parece eliminar definitivamente el sueño con el que nos levantamos. Si lo tomamos por la noche, parece prepararnos para afrontar unas horas de trabajo.
La cafeína, uno de los componentes del café, es capaz de bloquear las moléculas que inducen el sueño. Concretamente, lo que hace es bloquear los receptores de adenosina.
La adenosina es una sustancia que tiene efectos sedantes e inhibitorios sobre la actividad neuronal. Esta sustancia inicia una serie de reacciones bioquímicas que provocan la ralentización de las funciones neuronales y, en consecuencia, provoca el sueño.
Al actuar como antagonista del receptor de adenosina, la cafeína impide que se una a sus receptores cerebrales. Bloquea los efectos de la adenosina, es decir, bloquea la sensación de sueño.
¿El café aumenta nuestra energía?
En algunas neuronas, los receptores de adenosina están asociados a los de la dopamina, un neurotransmisor cerebral que, entre otras cosas, se relaciona con la sensación de placer. Cuando la cafeína afecta a estas neuronas, produce un doble efecto: por un lado bloquea los receptores de adenosina y por otro, activa los de dopamina. De ahí la sensación de vigor y energía.
Otros efectos de la cafeína
Disminuye la sensación de sueño, nos sentimos más enérgicos… pero hay más efectos. En apenas unos minutos se produce también el aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial, aumenta la liberación de ácido en el estómago y tiene efectos diuréticos.
La cafeína alcanza su nivel máximo en la sangre a los 60 minutos tras su consumo y sus efectos se pueden extender hasta cinco horas después.
¿Qué ocurre en nuestro cerebro?
Un reciente estudio de la Universidad de Basilea, publicado por la revista científica Cerebral Cortex, sugiere que el consumo diario de café podría generar una alteración en la estructura cerebral.
La investigación se llevó a cabo con 20 individuos jóvenes y sanos, consumidores habituales de café. En el estudio se les suministró pastillas de cafeína y placebos, durante dos periodos de 10 días. Pasado ese tiempo, los investigadores utilizaron el escáner cerebral para ver el volumen de la materia gris de los participantes. Los resultados fueron sorprendentes. Frente a lo esperado, la cafeína no afectó el sueño nocturno de las personas del estudio. Además, se observaron cambios relevantes en el volumen de la sustancia gris cerebral. Concretamente, los volúmenes de materia gris disminuían tras el consumo habitual de cafeína y aumentaban tras los días de abstinencia.
¿Cuánta cafeína hay que consumir para sufrir esos efectos?
Antes de nada, hay que decir que los resultados obtenidos no significan necesariamente que el consumo de cafeína tenga un impacto negativo en el cerebro. Pero el consumo diario de cafeína afecta evidentemente. Pero sí se llegó a la conclusión de que el consumo diario de cafeína podría inducir plasticidad neuronal, dependiendo de los procesos metabólicos individuales.
Por otro lado, no estaríamos hablando de una dosis mínima. En el estudio se ingirieron 3 pastillas de 150 mg al día. Para hacernos una idea, un café suele tener unos 128 mg de cafeína. La dosis utilizada sería, por tanto, de unos 3 cafés y medio al día.